La Cumbre Internacional de Financiamiento a la Vivienda 2018 organizada por el INFONAVIT, reunió a expertos en distintas disciplinas que debatieron sobre el futuro de las ciudades y las lecciones que hemos aprendido hasta nuestros días. Este evento que tuvo lugar el 2 y 3 de mayo en el Camino Real de Polanco albergó a reconocidas personalidades que pusieron sobre la mesa los procesos de cambio en las ciudades para evaluar los modelos urbanos que pudieran guiarnos hacia un plan urbano integral.
Durante el evento, se contó con la participación de 'Al Borde Arquitectos' quienes han materializado sus ideas en distintos países de Latinoamérica que los llevarían a recibir distintos premios y reconocimientos. En 2016 fueron parte del comité de nominadores para el Mies Crown Hall Americas Prize – MCHAP además de conformar la selección oficial de la Bienal de Venecia que tenía como tema 'Reportar desde el Frente'. Actualmente están dentro de la lista de ganadores del concurso "Young Architects in Latin America" uno de los eventos colaterales de la 16. Muestra Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia.
Conversamos con David Barragán y Marialuisa Borja, dos de los fundadores de 'Al Borde Arquitectos' sobre por qué son relevantes este tipo de eventos y nos contaron su experiencia trabajando en distintos proyectos de diseño participativo que abordan la disciplina desde una perspectiva social. Sigue leyendo para conocer la entrevista completa.
ArchDaily: ¿Qué relevancia tienen este tipo de eventos enfocados en temas de vivienda?
David Barragán: Creo que el tema de vivienda fundamental porque es lo que más se construye, es donde se ponen los ahorros de toda la vida, por lo tanto es en donde se necesita más innovación para mejorar la calidad de vida de las personas.
Marialuisa Borja: Es el tema central, cada vez hay más gente viviendo en las ciudades, las viviendas determinan los desplazamientos, los servicios, y las nuevas formas de habitar; es hora de dialogar más sobre estos temas para compartir experiencias.
AD: ¿Qué puntos de encuentro con otros países consideran que México podría retomar para construir mejores ciudades?
DB: El espacio público es un tema interesante además porque ya no es ajeno ni novedoso, creo que las ciudades sólo van a cambiar si invertimos en buenos sistemas de movilidad pública y espacio público.
MB: En general hay proyectos y problemas que tenemos los países latinoamericanos porque somos bastante similares, siempre es bueno revisar otros proyectos porque este ejercicio nos acerca a entender nuestra realidad para trabajar con lo que tenemos, es importante ampliar el panorama con países similares al nuestro.
AD: ¿Qué lecciones pedagógicas les deja trabajar directamente en el sitio con su proyecto ENOBRA?
DB: ENOBRA es un proyecto que nace de querer nuestro propio espacio académico en donde pudiéramos hacer las pruebas que nos interesan, creemos que es importante que desempeñemos este oficio desde todos los frentes para trabajar en los espacios que quedan relegados, esta es la deuda que hemos encontrado y es la forma en que nosotros aprendimos. Metodológicamente representa una apuesta para encontrar casos reales en donde podamos producir de manera colaborativa, por eso invitamos a la gente a hacer talleres de todos los tipos posibles.
MB: En la práctica empiezan a modificarse las roles y las jerarquías de alumno, profesor y cliente que estamos acostumbrados a tener. Hay muchas cosas que empiezan a deconstruirse, esto nos empuja a buscar nuevos caminos y significados, los términos empiezan a desaparecer, es una incertidumbre bastante peculiar.
AD: Ustedes son un despacho reconocido internacionalmente por trabajar con comunidades y en temas de 'arquitectura social', ¿cómo podemos aplicar esta práctica a grandes urbes como la Ciudad de México que además son vulnerables a fenómenos naturales como el pasado S19?
DB: Lo primero y más importante es dejar de ver que hay 'arquitectura social' y 'arquitectura no social'. Las estrategias que nosotros planteamos son extrapolables a cualquier territorio, tenemos que tratar de reinventarnos desde todos los frentes porque tanto las ciudades como sus periferias y las zonas rurales necesitan un mecanismo de acción para incrementar la calidad de vida.
Por ejemplo, colaboramos con la ampliación de la casa de los abuelos de uno de nuestros socios y estaba claro que el diseño participativo se relacionaba directamente con los vínculos humanos y familiares, no necesariamente con cuestiones económicas. Era un proyecto que partía de la idea de entregar un legado inverso a los abuelos, quienes les dieron todo a sus hijos y a sus nietos quienes se encargaban ahora de construir un espacio para ellos. Queríamos entender la dimensión simbólica del acto de construir y nos dimos cuenta que el espacio se comenzó a habitar no cuando finalizó la obra, sino desde el momento en el que toda la familia empezó a construir ese espacio. Quizá de esa manera podríamos extrapolar esos procesos.
MB: No hay fórmulas pre establecidas, siempre vamos haber problemas que resolver en las ciudades así que resolvámoslos, vayamos directo y trabajemos con lo que tenemos en ese momento a la mano. Por eso es importante la condición de lo particular para que aprendamos de países que han tenido experiencias con fenómenos naturales como México para mirar nuestro presente y actuar.
AD: ¿Qué aportó a su práctica trabajar en el proyecto 'Cartas de Mujeres' en colaboración con ONU Mujeres?
MB: Este proyecto nos hizo pensar en lo femenino como un espectro gigante que abarca muchos temas, no sólo a las mujeres. El objetivo era diseñar una serie de dispositivos que sirvieran para escribir cartas y compartir experiencias en el espacio público, fue un ejercicio que hizo evidente la diversidad que habitamos para acercarnos a lo complejo del mundo. Últimamente me gusta pensar en ciudades que sean incluyentes con toda la gente menos favorecida que no se siente identificada. Creo que habría que re pensar el término de ciudades seguras y plantear estrategias para todas estas personas que no se sienten incluidas partiendo desde una visión económica, de espacio público y de todos los derechos que deberíamos tener como ciudadanos.
DB: Creo que lo más interesante de 'Cartas de Mujeres' es la forma en que se construyó un pensamiento colectivo. Nos invitaron una vez que ya tenían la idea, éramos un grupo de psicólogas, sociólogos, etc. y desde distintas perspectivas se discutió cómo debería de ser esa campaña que se fue modelando con el tiempo aportando ideas desde distintas miradas para construir lo que fue y lo que detonó. Eso fue lo más interesante: la construcción colectiva.
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